
Entonces se dio cuenta de lo cerca que lo tenía, notó su mano en la muñeca, caliente al roce de sus dedos. Estaba allí, allí mismo respirando a un palmo de ella; y ella lo tocaba y percibió el peligro del mismo modo que si le hubieran echado agua fría a la cara. Sabía que había llegado el momento de elegir. Y sabía cuál era su elección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario